La inteligencia artificial desempeña un papel cada vez más importante en la sociedad. Pero, ¿es una amenaza para el empleo? No necesariamente, siempre que los ingredientes sean los adecuados.
El 14 de septiembre, la empresa de comunicación Onclusive anunció que suprimía 217 de sus 409 puestos de trabajo para sustituirlos por inteligencia artificial (IA) generadora de contenidos. En Hollywood, la huelga de guionistas ha hecho que la industria cinematográfica se enfrente a su obligación de regular el uso de la IA. En medicina, la IA ya se utiliza como ayuda para el diagnóstico.
En los últimos meses, el auge de la IA ha sumido al mundo laboral en un profundo cuestionamiento, entre la preocupación y las interesantes perspectivas económicas.
Para algunas tareas, la IA ya es eficaz
Ante esta revolución «ineludible», sin embargo, es necesario mantener la mesura y no ceder al pánico. Ya tenemos que saber lo que la IA puede hacer y lo que no. Por el momento, su uso se limita al sector sanitario, en particular para el diagnóstico de tumores, a la industria, para el control de calidad, y a la logística y la «tecnología jurídica», para la corrección automatizada de contratos.
Esta limitación se explica sobre todo por el interés económico ya que desplegar la IA a gran escala es muy caro. Por no hablar del coste de mantenimiento de los sistemas de gestión de datos y de información. Por ello, las inteligencias artificiales son principalmente objeto de experimentación en muchas empresas.
Sin embargo, en algunos ámbitos, los resultados de las implantaciones son positivos. En entornos controlados, con datos estructurados, la IA ya es muy eficaz para realizar tareas sencillas o incluso complicadas, pero basadas en reglas predeterminadas y validadas.
No puede sustituir al ser humano
Por otra parte, la IA nunca podrá sustituir al ser humano en determinados ámbitos. Lo que nunca podrá hacer es añadir valor, ser original o innovar.
Esto se aplica tanto a las tareas intelectuales como a las manuales. En la sanidad, por ejemplo, donde la IA ya se utiliza en ámbitos muy específicos. Aunque la máquina puede ahorrar tiempo a un médico al permitirle concentrarse únicamente en casos patológicos complejos, no puede gestionar de forma autónoma todo el proceso de atención a un paciente. En cuanto a las profesiones asistenciales, la dimensión humana está en el centro de la relación entre un paciente y un asistente. No todas estas dimensiones están al alcance de la IA.
Pero el mercado laboral deberá adaptarse rápidamente a una revolución que ya está en marcha. Por primera vez, es probable que el sector servicios se vea afectado, sobre todo en la producción de contenidos
La IA destruirá empleos
El ejemplo de Onclusive ilustra a la perfección los puestos de trabajo en peligro, como los de inteligencia y marketing de contenidos, que ahora están al alcance de la IA. La IA destruirá puestos de trabajo, pero aún no sabemos cuántos ni qué proporción de empleos creará. Mientras algunos hablan de decenas de millones de empleos en peligro en Europa, realmente no tenemos suficiente retrospectiva para saberlo porque aún no hay ninguna encuesta a gran escala para medirlo.
Pero si las empresas y sus empleados no se preparan adecuadamente, se perderán más puestos de trabajo. Hay que revisar la forma en que se organiza el trabajo ahora mismo para desarrollar la complementariedad hombre-máquina y, sobre todo, desarrollar la capacidad de aprendizaje continuo de los empleados para evitar la transferencia de conocimientos a la máquina.